LAS PISTAS DEL CUENTO.

Cuando tenía 17 años me levantaba por las noches a escribir y llorar…. me sentía sola ante la magnitud de descubrir quién era y porqué merecía estar aquí…

Me despertaba con la angustia de no poder contenerme.

Y en silencio lloraba mientras escribía todo lo que me dolía.

A veces despertaba a mis padres, y se quedaban platicando sobre la vida mientras oíamos la radio a las 3 de la mañana.

Las voces en la estación de AM de los viejos insomnes resonaban en su cuarto, y eso me hacía sentir más lejana. ¡¿Por qué ellos lo tuvieron más claro?! Porque no se acomplejaban tanto como yo, ni se preocupaba del futuro y ser alguien como yo, que sólo me sentía aprisionada?

“No sientas tanto", no tienes porque ser tan complicada” Replicaba mi madre.

Y por eso escribía con más fuerza, para no hablarlo.

Muchas veces, cuando abro mis cuadernos y leo lo que encuentro, no puedo creer que lo escribiera yo. Cada tantos años, los abro y me descubro ahí: abierta, tajante, cortada y expuesta.

Y me cuesta reconocerla y me cuesta aceptarla porque es cruda y sin reglas, sin modales, incómoda, extraña y grita y se queja como yo no siempre lo hago por temor a ofender.

Hoy voy a abrir de nuevo mis cuadernos, los que guardo desde los 11 años.

Porque mis cuadernos son como las pistas de Hansel y Gretel: si me pierdo en el camino sabré como encontrarme, leyéndome.

MARIELA SANTONI

Escribo para reinventarme la vida.

Este es un lugar de desahogo.

Si quieres algo profundo lee mis soliloquios.

Si quieres platicar invítame un cafe… o un mezcal.

https://marielasantoni.com
Anterior
Anterior

PLAN: CUARENTENA CORONA VIRUS

Siguiente
Siguiente

LA PROFUNDIDAD TIENE UN SENTIDO.