Viajar regenerando: el movimiento Travel Shakers

En los últimos años hemos aprendido que viajar no puede ser un acto de consumo masivo sin consecuencias. Las cifras son claras: el turismo mueve economías enteras, pero también deja cicatrices en ecosistemas y comunidades locales. Frente a esta realidad surge una propuesta distinta: el Turismo Regenerativo, un modelo que no solo busca reducir daños, sino revitalizar y mejorar los destinos.

En esta línea, IATI Seguros lanzó el movimiento Travel Shakers, una comunidad de viajeros que entienden que explorar el mundo también significa cuidarlo. No basta con minimizar el impacto ambiental y social: la apuesta está en dejar cada lugar mejor de lo que lo encontramos.



De turista a co–creador

La diferencia con el turismo tradicional es radical. Mientras lo convencional suele agotar recursos y dejar huellas negativas, el turismo regenerativo se basa en la participación activa: conservar, restaurar y enriquecer los espacios naturales y culturales que visitamos. Cada viaje se convierte en un acto de colaboración con el planeta y con las comunidades que lo habitan.

Viajar consciente no es renunciar

Convertirse en viajero consciente no significa dejar de descubrir, sino hacerlo desde una perspectiva más empática, informada y respetuosa. Desde elegir hospedajes locales hasta pensar dos veces qué experiencias compartimos en redes, todo cuenta. Cada decisión importa, incluso las más pequeñas: la botella de agua que no usamos, la fonda a la que decidimos entrar, la historia local que elegimos amplificar.

Periodismo con sabor: lo que dicen los estudios

Un reportaje de The New York Times señalaba que el turismo es responsable de casi una décima parte de las emisiones globales de carbono, con un crecimiento que supera al de otras industrias (NYT, 2022). En paralelo, la Organización Mundial del Turismo ha advertido que, de seguir esta tendencia, para 2030 las llegadas internacionales podrían generar un 25% más de emisiones que antes de la pandemia. La paradoja es brutal: cuanto más viajamos, más se erosiona aquello que nos enamora de un destino. En la Riviera Maya, por ejemplo, investigadores del Instituto de Ecología de la UNAM han documentado cómo el turismo masivo presiona los acuíferos y amenaza la biodiversidad de cenotes y arrecifes. Y lo mismo ocurre en ciudades europeas como Venecia o Barcelona, donde la saturación turística ya forma parte del debate político.

El legado que dejamos

La idea central es simple pero poderosa: que cada viaje se convierta en una oportunidad de aportar positivamente, dejando un legado que beneficie a las comunidades y al medio ambiente. Un turismo que alimenta, no que devora.

Viajar, al final, es como cocinar: puedes devorar sin pensar o puedes crear un platillo que nutra a todos. El movimiento Travel Shakers propone justamente eso: que cada viajero sea un chef consciente del mundo, capaz de dejar la mesa limpia, los sabores intactos y el corazón —propio y ajeno— un poco más pleno.



MARIELA SANTONI

Escribo para reinventarme la vida.

Este es un lugar de desahogo.

Si quieres algo profundo lee mis soliloquios.

Si quieres platicar invítame un cafe… o un mezcal.

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